Tu bebé no llega tarde
La fecha probable de parto no es una cuenta regresiva, es una guía
Leiko Hidaka
10/17/20255 min read


Cuando te dicen “tu fecha probable de parto es el XX/XX/XXXX”, muchas emociones llegan de golpe: ilusión, ansiedad, presión...
¿Todo listo para ese día? ¿Y si no pasa nada? ¿Y si pasa antes? ¿Y si pasa después?
Pero ese número no es una promesa ni una cuenta regresiva exacta. Es, simplemente, una estimación estadística, una referencia útil, pero no una sentencia.
¿Cómo se calcula la fecha probable de parto?
La famosa “FPP” proviene de la regla de Naegele, que suma 280 días (40 semanas) al primer día de la última menstruación, asumiendo un ciclo de 28 días y ovulación en el día 14.
El problema es que muchas mujeres no ovulan exactamente ese día ni tienen ciclos de 28 días. Por eso, la sonografía del primer trimestre (antes de la semana 14) se considera el método más confiable para estimar la edad gestacional, según el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG, 2017).
Aun así, sigue siendo una estimación con margen de error. Un estudio de Khambalia et al. (2013) encontró que solo el 5 % de los bebés nacen en su fecha “exacta”, y que la mayoría (≈ 66 %) nacen dentro de los 7 días antes o después de la FPP.
En 2024, un nuevo estudio de la Universidad de Washington confirmó que la predicción de la fecha de parto basada en biomarcadores o sonografía sigue teniendo variabilidad considerable, recordando que los embarazos no son relojes suizos (Rinaudo et al., 2024, PMC10940947).
La variabilidad natural del embarazo
Cada cuerpo y cada bebé tienen su propio ritmo. La Organización Mundial de la Salud define un embarazo “a término” como cualquier nacimiento entre 37 y 42 semanas.
Así que si tu bebé nace en la semana 38 o 41, ambos tiempos son normales dentro del rango de la fisiología.
Un artículo de Evidence Based Birth (Dekker, 2019) explica que el riesgo de complicaciones fetales sigue una curva: disminuye hasta la semana 38 y aumenta lentamente después de la 41, pero sin un salto dramático. Es decir, no se “vence” el embarazo en la semana 40, sino que se entra en una zona de vigilancia más cuidadosa.
Además, los datos poblacionales recientes muestran que aproximadamente entre el 25 y el 30 % de los embarazos se extienden más allá de la semana 41.0, y cerca del 10 % alcanzan o superan la semana 41 + 6 antes de que inicie la labor de parto de manera espontánea.
Estos embarazos no son “anormales”: son parte del rango natural de la variabilidad biológica humana (Rasmussen et al., BJOG 2019; Wang et al., Am J Obstet Gynecol 2024; Scholten et al., Arch Gynecol Obstet 2024).
¿Qué dice la evidencia más reciente sobre inducir o esperar?
Aquí es donde los estudios más nuevos son claves:
Un metaanálisis de 2024 con más de 1.6 millones de mujeres (Gülmezoglu et al., JAMA Network Open, 2024) mostró que inducir la labor a las 39 semanas puede asociarse con mejores resultados maternos y neonatales: menos desgarros perineales graves, menos partos instrumentados, menor macrosomía y menos bebés con Apgar bajo al nacer. Sin embargo, en primerizas se observó un pequeño aumento del riesgo de distocia de hombros (OR 1.22).
Otro estudio multicéntrico reciente (Wang et al., 2024, PubMed 37549509) encontró que inducir la labor a las 41 semanas —comparado con esperar hasta ≥ 42— reduce la mortalidad perinatal en un 60 % (OR 0.42) y el riesgo de mortinato (OR 0.40), sin aumentar las cesáreas ni las complicaciones maternas.
En contraste, un estudio sueco (SWEPIS Trial, BMJ 2019) y el holandés (INDEX Trial, BMJ 2019) hallaron resultados similares: inducir a las 41 semanas puede reducir riesgos sin aumentar intervenciones, siempre y cuando el embarazo sea de bajo riesgo y esté bien monitorizado.
Por otro lado, una revisión publicada en Springer Nature (2024) mostró que, con una vigilancia activa adecuada, muchas mujeres pueden esperar de forma segura hasta las 42 semanas, siempre que haya control médico y bienestar fetal (Scholten et al., 2024, DOI 10.1007/s00404-024-07869-5).
Vemos entonces que la evidencia actual no dice “hay que inducir a todas”. Dice: “vigilemos, decidamos juntas y actuemos cuando haya beneficio real”.
El aspecto emocional: cuando la espera se vuelve presión
Llegar a la semana 40 (o 41) sin señales de parto puede sentirse como estar “retrasada”. A veces, incluso el entorno familiar o médico lo refuerza: “¿Y todavía nada?”, “ese bebé no quiere salir”. Pero la ciencia muestra que ese margen de tiempo es normal. No es que tu cuerpo esté “tarde”; es que tu bebé y tu útero están afinando su propio momento.
Una revisión cualitativa publicada en Midwifery Journal (2022) encontró que la presión psicológica por “no haber parido aún” aumenta el estrés y la ansiedad, lo que puede interferir con la liberación de oxitocina y, paradójicamente, retrasar aún más la labor (Hildingsson et al., 2022). A diferencia de cuando la madre logra estar relajada, descansar, contar con acompañamiento positivo y confianza, que le permiten estar en un estado más propicio para que la oxitocina sea producida y haga su trabajo.
Lo que realmente importa en las semanas 40 a 42 es:
Que el embarazo sea vigilado cuidadosamente: movimientos fetales, líquido amniótico, monitoreo fetal y bienestar materno.
Que tengas información clara: ¿qué protocolo sigue tu obstetra o clínica? ¿En qué momento proponen inducción?
Que participes en la decisión: la medicina moderna promueve decisiones compartidas basadas en evidencia y valores personales (ACOG 2021).
Que no te culpes por esperar ni te sientas “mala paciente” si tu cuerpo necesita unos días más.
En resumen
La fecha probable de parto no es una cuenta regresiva que termina en alarma. Es solo una brújula. Tu cuerpo no falla por necesitar unos días más, y tu bebé no “se pasa” como un producto de supermercado. Cada nacimiento tiene su tiempo.
Y cuando el conocimiento se une con la paciencia, el resultado no es un parto “tardío”: es un parto respetado, vigilado y consciente.
Referencias bibliográficas
American College of Obstetricians and Gynecologists. Methods for estimating the due date. Committee Opinion 700, 2017.
Khambalia A.Z. et al. Predicting date of birth and examining the best time to induce labour. Am J Obstet Gynecol, 2013.
Rinaudo P. et al. Prenatal biomarkers and gestational timing accuracy. Front Reprod Health, 2024 (PMC10940947).
Dekker R. Evidence on: Due Dates. Evidence Based Birth, updated 2019.
Gülmezoglu A.M. et al. Induction of labour at 39 weeks and maternal–neonatal outcomes: a systematic review and meta-analysis. JAMA Network Open, 2024.
Wang S. et al. Induction at 41 weeks vs expectant management beyond 42 weeks. Am J Obstet Gynecol, 2024 (PMID 37549509).
Scholten L. et al. Outcomes of expectant management up to 42 weeks in low-risk pregnancies. Arch Gynecol Obstet, 2024 (DOI 10.1007/s00404-024-07869-5).
Rasmussen S. et al. Length of gestation and post-term pregnancy patterns. BJOG, 2019.
Keulen J.K.J. et al. Induction at 41 weeks versus expectant management. BMJ, 2019 ( INDEX Trial ).
Wennerholm U.-B. et al. SWEPIS Trial: Induction of labour at 41 weeks. BMJ, 2019.
Hildingsson I. et al. Women’s experiences of being post-term and pressure to induce labour. Midwifery Journal, 2022.
